El término de resiliencia empezó a ser más notable hace un par de años cuando se vivieron retos que sacudieron al mundo, como la pandemia por mencionar un ejemplo. Y Nicaragua no es la excepción. ¿Qué sigue para 2023? Aún no lo sabemos, pero de lo que si estamos seguros es que todas estas experiencias nos han llevado a dos caminos. Por un lado, los empresarios que prefieren abandonarlo todo y ver el lado negativo y por el otro, aquellos que toman los problemas y los transforman a su favor, siendo estos las que se convierten en “empresas resilientes.”
La resiliencia es la capacidad que tiene un individuo o empresa de reaccionar de forma positiva ante las adversidades y recuperarse de las mismas. Un negocio resiliente es aquel que sabe enfrentar las crisis, los imprevistos y los cambios en el mercado y modelo de negocios y seguir adelante renovado y con éxito.
Es aquí donde se nos mueve el piso. Como dueño de empresa, la responsabilidad de manejar el negocio y saber que de esto viven varias familias es un gran reto. Y es ahí donde comienza la travesía por encontrar esas oportunidades, motivación y positivismo donde solo se aprecian escenarios negativos.
Para que una empresa sea resiliente, debemos comenzar por el empresario, pues “como es el dueño es el negocio”. Esta es una responsabilidad muy grande, la actitud y motivación del empresario marcará la diferencia para transmitirla al equipo.
¿Cómo potenciar la resiliencia en tu empresa?
Primero como dueño de negocio debes trabajar tu inteligencia emocional, analiza cómo reaccionas ante los cambios y si estás dispuesto a salir de tu zona de confort. Tu forma de reaccionar como líder será crucial con tus colaboradores, pues tus decisiones pueden motivar o no al equipo.
Involucra al equipo: Tanto en temporada de ventas altas como en los problemas, el equipo debe trabajar en ejercitar el cerebro permitiéndoles pensar en ideas que ayuden a llegar a las metas, esto permite que los colaboradores se sientan tomado en cuenta, sean más proactivos y trabajen en pro de la empresa. Así, al llegar la temporada de problemas y ventas bajas no serán los primeros en abandonar la empresa, pues el compromiso será mayor.
Enfocarse en el cliente y en los cambios del mercado: El propósito y misión de toda empresa es y será la satisfacción del cliente. Si el mercado cambia y el cliente tiene nuevas demandas, entonces nos toca adaptarnos. Suena fácil, pero el primer reto es a lo interno de la empresa, cuando empiezan las quejas y el estrés de algunos pensando que no se podrá lograr. No debemos olvidar jamás la visión con la que iniciamos, pero en este reto solo las empresas que son flexibles y se adaptan a las circunstancias son las que sobreviven.
Y por último tener un plan de contingencia, involucrando a todo el equipo en cada área correspondiente, creando escenarios financieros optimistas, realistas y pesimistas y adicionalmente, estableciendo un fondo de emergencia. Todas estas acciones permitirán a la empresa tener solvencia económica para enfrentar retos y permitirá mantener estabilidad con sus empleados y con sus proveedores.
Recuerda que el camino no será fácil, pero si estás preparado financiera y emocionalmente, entonces tu organización será una empresa resiliente.
MBA. Nadieska Hernández
Gerente de Operaciones
BPN Nicaragua