La diferencia entre endeudamiento y apalancamiento radica en el propósito o motivo de dicha obligación. Las deudas pueden ser de consumo o personales, mientras que el apalancamiento se relaciona exclusivamente con el ámbito empresarial o de negocios.
Al considerar apalancarse es necesario contar con información actualizada, ya que constituye la base de la decisión financiera. Una información sesgada podría generar pérdidas de recursos para la organización.
A continuación, se detallan algunos puntos a considerar al momento de optar por el apalancamiento:
- ¿Cuál es el valor del financiamiento en el tiempo? con su respectiva tabla de intereses.
- Capacidad de generación de efectivo: ¿Será suficiente para cubrir los gastos operativos habituales y los generados por el financiamiento? Es recomendable proyectarlos en tres, seis, nueve y doce meses.
- Ciertas instituciones requieren garantías de bienes que cubren porcentajes significativos del valor del financiamiento. Por lo tanto, es importante evaluar la utilidad de esos bienes para el negocio en caso de hacer efectiva la garantía.
- Todo negocio implica riesgos, por lo que es recomendable evaluar si el nivel de riesgo de la inversión es alto, medio o bajo, y planificar estrategias de contingencia para esos escenarios.
- Analizar una estimación de los tiempos de gestión en caso de importación, implementación y capacitación de nuevos sistemas y equipos, ya que esto puede afectar los volúmenes de venta y, por ende, la disponibilidad de efectivo.
- Asegurarse de que el valor del apalancamiento no supere de manera significativa los activos circulantes o fijos de la empresa.
Entonces, podrían preguntar: “¿Para quién es el apalancamiento?” Como educadores financieros, debemos ser lo más objetivos posible con respecto a estos temas. La viabilidad del apalancamiento dependerá del análisis de todas las variables mencionadas y de los parámetros específicos del negocio.
La recomendación que hacemos es ser consciente de las decisiones que se toman, el apalancamiento considerable y no administrado efectivamente reduce la actividad económica del mercado y por ende disminuye la circulación de efectivo, esto conlleva una contracción económica.
El impacto no solo afecta a quien lo toma, sino que se convierte en un efecto multiplicador que repercute en la sociedad y por ende en la economía del país.
Lic. Ana María Gutierrez
Educadora Financiera