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Las empresas actualmente buscan tanto diferenciarse de su competencia, que el resultado de sus acciones les hace parecerse cada día más entre sí. La principal razón es que en su afán de ser los mejores, estudian más al competidor que al propio cliente y sus necesidades. (Extraído del libro “La estrategia del Océano Azul”).
Es verdad que en la actualidad la competencia crece en cantidad y aumenta también sus estándares de calidad, y es que las barreras de entrada son cada vez menores, hay más acceso a proveedores, a tecnologías asequibles, logística más eficiente, etc.
Sin embargo, la mayoría de los negocios demuestra carecer de creatividad cuando sus propuestas de valor se enfocan en precios bajos o en copiar a los demás. Por lo tanto, si tu propósito no es ser el más barato del mercado, lo que más debería importarte es quiénes son tus clientes, y no quiénes son nuestros competidores. Las empresas que saben satisfacer su mercado tienen mayor probabilidad de ganar, retener y expandir su comunidad de clientes.
Aquí tienes tres acciones contundentes que desde el primer mes te darán resultados visibles, medibles y mejorables:
- Identifica y estudia constantemente a tus verdaderos clientes y enfoca tus esfuerzos en ellos. El razonamiento de esto es simple, mientras muchas empresas buscan satisfacer lo que dice el público en general, más pierden de vista a los que verdaderamente son clientes. Las tendencias ayudan a viralizar, pero las experiencias personales son memorables, y son las que fidelizan.
2. Destina un presupuesto constante en Investigación y Desarrollo. Los éxitos de ventas son tan temporales y transitorios como las necesidades del mercado. Mientras menos dispuestas estén las empresas en descartar o agregar nuevos productos o servicios (alineados a su mercado), más riesgo tendrán de acabar como huéspedes en el cementerio de empresas extintas.
3. Planifica, ejecuta y mide tus estrategias en cualquiera de los ámbitos que decidas mejorar tu empresa. Un problema común en la mayoría de las empresas pequeñas es la ejecución de acciones al azar que solo sirven para mantenerlos ocupados. Esto genera un malgaste de los recursos limitados, además de resultados no deseados. ¿Cómo saber si alcanzamos nuestra meta cuando nunca fijamos una, cómo mejorar un proceso que no hemos medido, cuál sería el punto de referencia?
La diferenciación inicia por lo básico, por algo los japoneses usan mucho aquel proverbio que dice: “tarde o temprano, la disciplina vencerá la inteligencia”.
Agosto 2022
Lic. Naiyel Navarrete
Asesor empresarial
BPN Nicaragua
